TERTULIAS LITERARIAS DIALÓGICAS
Las tertulias literarias dialógicas tienen su origen en los años ochenta en la Escuela de Personas Adultas La Verneda-Sant Martí de Barcelona, y consiste en encuentros alrededor de la literatura, en los que las personas participantes, leen y debaten de forma compartida obras clásicas de la literatura universal. El libro Compartiendo palabras de Ramón Flecha explica el aprendizaje dialógico y sus principios (diálogo igualitario, inteligencia cultural, transformación, dimensión instrumental, creación de sentido, solidaridad, igualdad de diferencias) a partir de las experiencias y transformaciones de personas que en esa tertulia han completado su proceso de alfabetización o han leído por primera vez un libro, apasionándose por la literatura de Lorca, Cervantes, Joyce o Safo.
A partir de experiencia, las tertulias literarias dialógicas se extendieron a otros centros y entidades, primero en el marco de la educación de personas adultas. De hecho, la Confederación de Federaciones y Asociaciones Culturales y Educativas por la educación democrática de personas adultas (CONFAPEA) ha tenido un papel muy relevante en la difusión e impulso de esta actuación: bajo el lema de crear "1001 tertulias literarias dialógicas" ha promovido intercambios, proyectos y congresos de tertulias literarias dialógicas, reuniendo cientos de personas que querían compartir sus experiencias y que soñaban con que la literatura clásica llegara también a los más pequeños y pequeñas, a los y las jóvenes, a todos los rincones. Y así, desde la educación de personas adultas, las tertulias literarias dialógicas se han extendido también a las aulas de educación primaria, secundaria e infantil, siendo una de las principales actuaciones educativas de éxito que se desarrollan en los centros educativos que pertenecen a la red de Comunidades de Aprendizaje.
Las tertulias literarias dialógicas parten de dos condiciones fundamentales:
En primer lugar, la lectura de literatura clásica universal. En las tertulias literarias dialógicas solamente se leen clásicos de la literatura universal, obras sobre las cuales existe un consenso universal que reconoce su calidad y su aportación al patrimonio cultural de la humanidad independientemente de la cultura y la época. Son obras modelo en su género. También son obras que reflejan con gran calidad y profundidad los grandes temas que preocupan a la humanidad, los universales, independientemente de la cultura o la época. De este modo, la lectura de los clásicos universales nos ayuda a comprender la cultura y la sociedad, a reflexionar sobre el mundo y a comprender la historia. Son obras que no pasan de moda, que siguen interesando a las personas a través de generaciones aunque hayan sido escritas hace cientos o incluso miles de años.
Por otro lado, la clave de las tertulias literarias dialógicas está en que esta literatura clásica se acerca a las personas que no cuentan con una titulación académica o universitaria, a quienes tradicionalmente se ha dirigido otro tipo de literatura, considerada como "fácil", o los "bestsellers" del mercado.
La lectura de clásicos entre niños y niñas pertenecientes a minorías culturales, por ejemplo, no solo eleva su nivel cultural y de aprendizaje, sino que transforma las experiencias del entorno hacia sus posibilidades académicas, abriéndoles la puerta hacia el éxito académico.
Pero para que puedan cumplirse ambos criterios, la tertulia literaria dialógica funciona en base a un diálogo igualitario entre todas las personas, reconociendo el bagaje, las aportaciones, inteligencia y sensibilidad de todos y todas las que participan.
¿Cómo poner en práctica una tertulia literaria dialógica?
La metodología de las tertulias parte de algunas consideraciones sencillas pero fundamentales. En número de personas, la duración y frecuencia de las tertulias dependerá de las condiciones del grupo donde se vaya a implementar. De igual forma, es el propio grupo el que decide la obra a leer, siempre y cuando se respete el criterio de que ésta sea clásica.
Las personas participantes en la tertulia acuden a ésta con la lectura hecha de las páginas acordadas y, una vez en el espacio de tertulia, dialógan sobre el contenido del texto o de los temas que se derivan de la lectura. Los participantes exponen párrafos o fragmentos que han seleccionado porque les han llamado la atención o les han gustado significativamente, les han traído recuerdos, etc. Se trata de compartir con el resto del grupo el sentido y las reflexiones que les han motivado esos párrafos.
Por otro lado, una persona asume el rol de moderadora de la tertulia. Puede ser la maestra, un familiar, una persona voluntaria, cualquier persona. El moderador o moderadora es una persona más dentro de la tertulia y no puede imponer su opinión ni punto de vista. Su papel consiste más bien en favorecer que todas las personas intervengan y aporten sus argumentos, garantizar el respeto de los turnos de palabra y de todas las opiniones, priorizando a quienes intervienes menos o les cuenta... para que la participación sea igualitaria y lo más diversa posible.
Se abre la tertulia cuando el moderador o moderadora da el turno de palabra a una persona participante que quiere leer un párrafo en voz alta y quiere explicar al resto del grupo el por qué lo ha escogido, la reflexión o aspectos que quiere destacar del mismo. Una vez explicado al resto del grupo, el moderador abre turno de palabra para compartir opiniones y reflexiones conjuntas sobre ese mismo párrafo. Cuando se haya acabado las opiniones sobre este fragmento, se da la palabra a otra persona que quiera leer otro párrafo, y así sucesivamente en el orden de los capítulos o partes del libro. De ese modo se construye de forma dialógica, un nuevo sentido.
No se busca llegar a conclusiones u opiniones únicas de cada lectura, sino lo que se pretende es crear un espacio de diálogo y de reflexión conjunta. Se pone en práctica un diálogo intersubjetivo que ayuda a profundizar conjuntamente sobre temáticas de gran relevancia, conectando a su vez con aprendizajes instrumentales.