martes, 31 de marzo de 2015

ESCUELAS INCLUSIVAS, EL PROYECTO ROMA

      Hoy os hablo del proyecto Roma, una iniciativa que aúna la investigación con la intervención entre Italia y España y que se está extendiendo por otros países. Trata de avanzar en la cultura de la diversidad, considerando a esta como un valor por trabajar. 

    Cuando hablamos de educación inclusiva desde el Proyecto Roma, incluimos a todos a los colectivos y culturas minoritarias que han tenido que soportar y soportan los principios impuestos por una cultura homogeneizadora. Es decir, se pretende fomentar una educación intercultural que sea capaz de educar a una ciudadanía comprometida con la diversidad, que respete y promueva las diferencias humanas como valor, desarrollando una convivencia democrática entre las diferentes culturas en el aula. 

    Se reconocerá la diversidad del alumnado como un valor, por lo que se romperá con la homogeneización del aula. En el Proyecto Roma el aula se entiende como una comunidad de aprendizaje en el que se produce un intercambio de significados y comportamientos, de recursos y experiencias, de sentimientos y emociones, y se configura un espacio cultural y una organización con pretensiones comunes y con el deseo de entenderse y respetarse. Los niños y niñas tienen la oportunidad de intercambiar sus experiencias, conociendo puntos de vista diferentes realizando actividades de manera cooperativa y solidaria, con el fin de establecer unas normas de convivencia democrática. Con todo ello, se persigue romper con la cultura homogeneizadora que se presenta en el currículo escolar, haciendo de éste un instrumento de inclusión. La metodología a usar es aquella que favorezca al aprendizaje autónomo, mediante la toma de decisiones reales y desarrollar estrategias para “aprender a aprender”. Es decir, un modelo de aprender a aprender en colaboración, donde el debate dialógico acompaña a todo proceso, siendo el aula un lugar donde no solo se adquieran conocimientos sino que se aprenda a descubrirlos.

      Para todo ello, el profesional se debe convertir en un curioso investigador que sepa abrir espacios para transformar el aula en un lugar de aprendizaje compartido. La enseñanza interactiva y el trabajo en grupo heterogéneos debe ser la nueva estructura organizativa del aula. Ésta se organizará de manera que los alumnos puedan ayudarse los unos a los otros, el alumnado que no presente dificultades será un apoyo para aquellos que sí las tengan, aunque el profesorado sea el principal apoyo para todos.

      El Proyecto Roma trata de convertir el contexto del aula en una situación de simulación del cerebro. Se establecen para ello cuatro zonas que se identifique con las cuatro áreas de desarrollo humano. Esas zonas serían zona de pensar, zona de comunicar, zona de amor y zona de movimiento. Con este procedimiento lo que se pretende es que los alumnos y alumnas sean conscientes de su propio proceso de pensar a través de procesos de reflexión y autocorrección, es decir que adquieran un proceso lógico de pensamiento. Construyendo sus criterios y puntos de vista personales con el fin de que puedan modificar sus pensamientos y acciones, así como de fortalecer sus competencias para llevar a cabo juicios correctos y aprendan a tratarse los unos a los otros de forma razonable y respetuosa.

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