Hola a todos, en esta entrada os hablaré sobre tendencias en investigación educativa y social, concretamente me centraré en analizar las paradojas entre las que se mueve el rol de la persona que investiga cuando sitúa su investigación entre los presupuestos de la Investigación Acción Participativa y la Investigación Activista Feminista.
Entendemos que el conocimiento forma parte de una interacción continua entre la mirada del sujeto que conoce y el contexto en el que se produce individual y colectivamente la creación de significados. De esta manera, el feminismo posmoderno plantea la existencia de múltiples puntos de vista atravesados por variables de género, etnia, religión, posición social etc.
Habalmos de una apuesta por reformular el método científico a partir del reconocimiento de una pluralidad de perspectivas, la validez teórica desde el consenso y de la eliminación de sesgos androcéntricos y patriarcales en las definiciones de racionalidad y objetividad. Legados a este punto, me pregunto: ¿Cómo interfiere la subjetividad de quien gestiona una tarea investigadora en el proceso mismo de estudio y divulgación del conocimiento?
Haciendo alusión a las palabras de María Zambrano, si el pensar no barre la casa por dentro no es pensar. De este modo, se trata de hacer un necesario ejercicio de introspección en el que el pensamiento generado se cuestiona a así mismo, advierte sus sesgos y se depura. En definitiva, lo que nos permite es localizar nuestro punto de vista y atender a aquellos aspectos de los fenómenos estudiados que en primera instancia no podemos contemplar por los límites de nuestra propia percepción y que posteriormente y de forma colectiva van señalándose como relevantes en su comprensión.
Hace años, en la provincia de Córdoba (España) tuve una experiencia participando en el Proyecto Comunidades de Aprendizaje, desarrollado por CREA (Universidad de Barcelona, España) y me gustaría compartir con vosotros y vosotras este ejercicio de introspección a través de una experiencia de investigación llamada tertulia dialógica.
El contexto donde se desarrolló el ejercicio es un barrio en transformación social ubicado en Córdoba, España. Habalmos de un barrio con un alta tasa de desempleo y precariedad laboral, sus participantes mayoritariamente pertenecían a la etnía gitana. Yo acudía a un centro educativo dos veces por semana para colaborar, junto a otros compañeros y compañeras de la universidad en Tertulias dialógicas. Pues bien, os explicaré en que consiste dicha actuación.
Tertulias dialógicas consiste en la construcción colectiva de significado y conocimiento en base al diálogo con todos los participantes, en este caso alumnado de una escuela de Educación Primaria y personal docente. El funcionamiento de las tertulias dialógicas se basa en los siete principios del aprendizaje dialógico y se desarrolla en base a las mejores creaciones de la humanidad en distintos campos: desde la literaruta hasta el arte o la música. A través de las tertulias dialógicas se potencia el acercamiento directo, sin distinción de edad, género, cultura o capacidad a la cultura clásica universal y al conocimiento científico acumulado por la humanidad a lo largo del tiempo.
El espacio de las tertulias, por tanto, es el eje de los sucesivos procesos de creación de conocimiento, en relación a códigos de tiempos y de producción de significado. Los procesos que se dieron lugar en las sesiones de las tertulias permitieron responder a cuestiones clave planteadas al inicio del camino: ¿estas tertulias permitirían un empoderamiento frente a los discursos del amor construidos por la cultura dominante?, ¿las tertulias podrían ser una herramienta para el desarrollo de capacidades que permitieran a las participantes construir relaciones de igualdad y buen trato en sus vidas?
Durante todo el proceso se creó un espacio propio de investigación y un relato científico-académico guiado a contracorriente y en los márgenes del mapa hegemónico que supone una posibilidad para crecer. Destaca aquí el activismo implicado a su vez en transformar espacios y prácticas, tan necesario para posibilitar mestizajes metodológicos y miradas poliédricas. De esta manera, se afrontaron conjuntamente las contradicciones, puntos ciegos, sesgos y lastres que condiciona el punto de vista académicocientífico-activista siendo superado con éxito.